¡A donde con mi dinero!


Creo, y no miento al creer, que es imposible saber exactamente a donde va mi dinero. No el dinero que se gasta bien en cualquier tienda de la esquina, o el dinero para tabacos que se que va directo a las manos de Carlos Slim,
tampoco mi dinero (que nunca es mío porque es una concesión del gobierno) que termina en la librería Gandhi, ese dinero no me importa, el que verdaderamente me resulta perturbador es el que está, virtualmente, en mi tarjeta de débito.
Parece que mi dinero puede ir de un lado a otro, a través de los orificios por donde se insertan las tarjetas y volver a mis manos, sin necesidad de lubricaciones ni elucubraciones de ningún tipo, ya que no se me pide pensar para recibir aunque si para dar. ¿Quien no se a puesto a pensar a la hora de crear una cuenta nueva en algún banco? Siempre escuchamos las promociones SIN COMISIÓN, NO INTERES, MESES CONGELADOS, y nos detenemos para preguntarnos "a ver, aquí algo ta raro, ¿donde esta el gancho?" digo los banqueros también comen, y vaya que comen.

Pero lo que más intriga me ocasiona es la velocidad de los cajeros ¿como le hacen para mandar desde Suiza mi dinero en 10 segundos de espera? Alguna tecnología nueva inventada por el ejército debe existir en esas máquinas transportadoras, desintegradoras de papel que lo reintegran en un instante. O será acaso que en verdad estos cajeros son impresoras improvisadas de billetes nuevecitos ¿a quien no le ha salido uno con una mancha de tinta? "ujule maestro, se te acabo el cartucho" que después nos dirán en alguna farmacia que ese billetito es falso.

La distancia que recorre un billete en el mundo es impresionante y triste. Impresionante porque pasa de mano en mano y se desgasta, dejando fragmentos de si mismo en todos lados "vino a nosotros y se entregó en cuerpo y alma" y triste porque sí, porque es triste darse cuenta que nuestros billetes, esos pedazos de papel que le otorgamos un valor ficticio, han viajado más por el mundo, recorriéndolo en bolsillos o en cajas de seguridad, que uno, que se va de viaje mientras que yo sigo aquí juntando más dinero para irme con él.



Bookmark and Share

3 comentarios:

Yisrel dijo...

No sólo ha viajada más que nosotros tambien ha conocido más gente que nosostros. Quizás podamos decir que el dinero es la mejor expresión de la infidelidad: no sabemos conquien se quedara.

rouscream dijo...

Ha viajado mucho es verdad, pero tanto viaje siempre acaba mal.
Ahí están los remendados, los clásicos billetes pegados con cinta que nadie quiere tener, vivieron muy a prisa.

P.D. buena imagen

Omar Sánchez dijo...

Ja ja ja, si es cierto, los remendados que nadie quiere y que a veces los mismos cajeros te los escupen porque tampoco los quieren.